Numismática: la obsesión por coleccionar monedas únicas.
En Buenos Aires, una convención reúne a fanáticos del mundo
Por Fernando J. de Aróstegui
29 DE SEPTIEMBRE DE 2016
Encuentro de especialistas.
El Centro Numismático Buenos Aires organiza la Muestra del
Bicentenario y la 7° Convención Internacional de Numismática. Ambas actividades
se realizarán en la sede del Banco Ciudad, en Esmeralda 660, mañana, de 12 a
20, y pasado, de 11 a 20. Para ingresar se solicita un bono colaborativo de $
50. Participarán el Banco Central de la República Argentina y el Banco
Provincia, entre otras instituciones
Un desvelo muy antiguo persigue a Emilio Paoletti, de 85
años: conseguir la casi inhallable moneda de ocho reales acuñada en Lima, en
1567. Nacido en Roma, el ex director comercial de Techint reside desde 1958 en
la Argentina, donde se convirtió en uno de los más destacados coleccionistas
locales de monedas. Comenzó recopilando piezas nacionales acuñadas entre 1896 y
1940. Pero luego su colección se volvió más amplia y sofisticada. Y hoy su
especialidad son las monedas producidas artesanalmente a golpe de martillo
(conocidas como macuquinas) entre 1574 y 1773.
La colección tiene unas 10.000 piezas. "Las monedas
cuentan la historia social, política y económica de cada país", explica
Paoletti su pasión por el coleccionismo. Y, enseguida, se enorgullece de su
vedette: una pieza griega del siglo IV a. C.
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Emilio Paoletti: a sus 85 años, cuenta con una colección de más de 10.000 monedas. Foto: Diego Paruelo / AFV |
Su historia ilustra la perseverancia y la obsesión por el
detalle y el orden de los numismáticos nacionales, que están a la caza de
monedas, medallas, billetes, bonos y fichas. Ellos se desviven por conseguir
las piezas que por su antigüedad, rareza o escasez aún faltan en sus
patrimonios. Y esa pasión podrán compartirla con sus pares del mundo cuando
mañana empiece la 7ª Convención Internacional de Numismática en Buenos Aires.
"Rara vez las colecciones notables logran perdurar más
de 30 años o 40 años: por una cuestión económica, los numismáticos recién a
partir de una edad adulta pueden comprar piezas de valor. Pero luego de su
muerte, ¡los hijos rematan la colección!", se ríe Paoletti con
resignación. Él integra el Centro Numismático Buenos Aires.
El origen de la numismática nacional data de 1813, cuando en
Potosí se acuñó la primera serie de monedas "patrias" o
"republicanas": ocho escudos de oro y ocho reales de plata. En el
centro de las actuales monedas de un peso se reproduce, de manera reducida,
aquella pieza dorada fundacional.
En 1822 nació el primer billete: un rústico
"formulario" emitido por el Banco de Buenos Ayres, que debía llenarse
a mano con la fecha y el monto de su valor. Hasta 1880 -cuando se unificó a
nivel nacional- la emisión de moneda en el país fue "anárquica":
incluyó instituciones provinciales, bancos y hasta estancias y formatos,
denominaciones y soportes diferentes. Una suerte de festín para los
coleccionistas.
Facundo Vaisman, miembro del Centro Numismático Buenos
Aires, explica: "Alguien se convierte en coleccionista cuando comienza a
ordenar las piezas que junta: cronológica, geográfica, históricamente o por
cualquier otra catalogación que elija".
En la Argentina, sin embargo, el mercado numismático es
reducido si se lo compara con el de otros países, donde en los remates se pagan
sumas astronómicas. "Acá, en una subasta, alguna pieza puede alcanzar,
quizá, los 10.000 dólares, mientras que en los Estados Unidos se ha pagado
1.500.000 dólares por ciertos billetes", compara Vaisman.
Del primer billete argentino, del que sólo se conserva un
único ejemplar. "Esa pieza está en manos de un coleccionista privado, que
si quisiera venderlo puede fijarle el precio que quiera. Por supuesto, después
debe haber alguien dispuesto a pagarlo", cuenta Vaisman. A falta de un papel adecuado, el billete fue impreso en el
reverso de una estampa de una virgen. El Museo Banco Provincia conserva la
placa de cobre usada en la impresión.
El contador Arturo Villagra, de 72 años, es unos de los
principales especialistas argentinos en medallas. Su colección reúne unas 3500
piezas. Estas recopilaciones pueden clasificarse en varias categorías:
"premios" (como militares, deportivos, educativos),
"conmemorativas" (de un hecho, una inauguración, un homenaje), según
el artista que las grabó (como Rogelio Yrurtia, Pablo Cataldi, José Domingo, Rosario
Grande, Carlos de la Cárcova) o por la ciudad donde se produjo.
Villagra cuenta que algunas de sus piezas más significativas
son las medallas que componen la colección completa del Instituto Bonaerense y
las acuñadas por la Junta de Historia y Numismática Americana entre 1893 y
1897.
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Arturo Villagra: su pasión son las medallas, especialmente las conmemorativas del siglo XIX. Foto: Diego Paruelo / AFV |
"Pero me recibí de medallista cuando conseguí una de
plata acuñada por el artista Antoine Bourdelle con motivo de la inauguración de
la escultura que ejecutó del general Carlos María de Alvear", se complace
con orgullo Villagra, que suele dictar conferencias sobre su especialidad en el
interior del país.
A los 12 años empezó a coleccionar monedas, hasta que en la
década de 1970 se concentró en las medallas. Hoy, además de coleccionarlas,
también las diseña.
"Un nuevo mundo"
El empresario metalúrgico Fernando Perticone, de 52 años,
reúne una colección de 700 billetes argentinos. La pasión numismática se le
despertó cuando, a los 40, hojeó el Catálogo de billetes argentinos, de Roberto
Bottero. "Se me abrió un mundo nuevo al comprobar la enorme variedad de
papeles, series, firmas, irregularidades y detalles presentes en la edición de
cada billete", explicó.
El billete más antiguo de su colección es de 1840.
Entre 1865 y 1880 (cuando por fin se unificó la emisión) más
de la mitad de las provincias argentinas de entonces emitían moneda -cuenta
Perticone-. Y dentro de cada provincia también emitían los bancos. Por ejemplo,
en Entre Ríos, durante ese período, se registran 13 bancos que acuñaron. Como
detalle: el general Justo José de Urquiza era accionista de la mayoría de esos
bancos."
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Fernando Perticone: muchos de sus más de 700 billetes son previos a la unificación de la moneda. Foto: Diego Paruelo / AFV |
Perticone tiene su colección rigurosamente catalogada con un
número de orden, año de emisión, institución emisora y estado de conservación.
Explica que los billetes son más difíciles de preservar que las monedas porque
se deterioran con mayor facilidad. Por eso guarda su colección en unos folios
libres de PVC.
"Me desvela conseguir un billete de un austral muy
particular: uno que nunca debió existir porque se imprimió cuando ya se había
decidido la supresión de esa moneda, en 1989", se frota las manos
Perticone.
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