Por Cecilie Rohwedder
Brian Thompson se ha demorado 17 años en crear su última obra de arte. Y cuando la pieza sea develada en unos meses, millones la verán y tocaran.
Thompson diseña papel moneda en la Oficina de Grabado e Impresión en Washington, y su trabajo más reciente es el nuevo billete de US$100, que comenzará a circular el 8 de octubre.
El billete seguirá mostrando a Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, en la parte de enfrente y el Salón de la Independencia de Filadelfia atrás. Buena parte del resto refleja las preferencias de Thompson, quien quería darle al billete mayor movimiento y una sensación más espaciosa que la que tienen los "Benjamines" ahora. Y esperaba evocar más la historia de EE.UU. agregando imágenes bien conocidas, como la Declaración de la Independencia, al mismo tiempo que incorporó nuevas características contra la falsificación.
"Es como armar un rompecabezas", dijo Thompson durante una mañana reciente en su mesa de dibujo dentro del edificio neoclásico de la entidad, ubicada cerca de la explanada central del centro de la capital estadounidense. "En un rompecabezas, tienes que tener cada pieza en el lugar correcto para tener una imagen entera".
Cuando haya terminado, esa imagen será una de las más reconocidas en todo el mundo. A fines de 2012, 8.600 millones de billetes de US$100 estaban en circulación, según la Reserva Federal.
Hasta dos tercios de la moneda de EE.UU. circulan en el exterior, y el billete de US$100 es uno de los favoritos de los falsificadores. Es por eso que en la puerta del estudio de Thompson hay un letrero rojo que dice "Zona de Alta Seguridad". Debajo, ha añadido un pequeño poster con la leyenda: "El diseño de billetes es una destreza del viejo mundo".
Hace poco más de un siglo, el entonces presidente de EE.UU. Theodore Roosevelt contrató al escultor Augustus Saint-Gaudens para rediseñar el dinero; su trabajo con las monedas de oro es famoso. Pero la mayoría de los diseñadores de billetes no han sido personas famosas.
Thompson, un originario de Washington de 43 años, comenzó a dibujar en tercero de primaria y asistió a un bachillerato de arte. En la universidad, trabajó de aprendiz en la Oficina de Grabado e Impresión.
En 1989, ayudó a rediseñar el billete de US$20 (que fue emitido cuatro años más tarde) y allí se quedó.
A Thompson le parece un reto el tamaño del papel moneda: solo las estampillas, bromea, cuentan con menos espacio para expresión artística. Las imágenes deben ser fácilmente reconocibles, los colores vibrantes y los números lo suficientemente grandes para prevenir confusión.
Sus billetes favoritos incluyen aquellos de Australia y Sudáfrica, con sus colores vivos y sutilmente armonizados.
Para inspiración, ve los grabados fantásticos del diseñador gráfico holandés M.C. Escher y las flores brillantemente detalladas de la artista estadounidense Georgia O'Keeffe.
Thompson empezó a trabajar en el nuevo billete en 1996, después de que el actual billete de US$100 fue emitido. Comenzó con una serie de bosquejos.
Debido a que quería incluir la Declaración de la Independencia, la que Franklin firmó, un bosquejo mostraba un pergamino estilo ola con una pluma grande. Pero al final no había espacio para el pergamino. En lugar, las palabras de la declaración llenan el lado derecho del billete.
La pluma está al lado de un tintero que tiene la imagen de la Campana de la Libertad. La campana también sirve de marca de seguridad, ya que cambia de verde a color cobrizo, apareciendo y desapareciendo, dependiendo del ángulo de la luz. Además, Thompson incorporó la fecha de la adopción de la declaración, 4 de julio de 1776. "Esa fue la motivación, realmente contar una historia en esta ocasión", apuntó.
Para añadir espacio y flujo, Thompson redujo el grosor del marco negro en el contorno del billete y eliminó el marco alrededor del retrato de Franklin: "Quería algo más espacioso y libre". También le dio hombros a Franklin, para que los ojos del observador se movieran, en una curva continua, desde la parte inferior izquierda del billete al hilo de seguridad y los símbolos históricos en la parte superior derecha.
Un comité con representantes de la Oficina de Grabado e Impresión, la Fed, el Servicio Secreto de EE.UU. y el Tesoro recomienda el diseño al secretario del Tesoro, que tiene la última palabra. Se hicieron 40 borradores antes de llegar a la versión final.
El mismo panel aconsejó sobre formas de frustrar a los falsificadores, un objetivo clave del rediseño. Thompson dijo que el reto estético fue impedir que las firmas, símbolos y marcas de seguridad transformaran al billete en un collage fragmentado. "Es un acto de malabarismo", expresó.
Feuente : The Wall Street Journal
http://online.wsj.com/article/SB10001424127887324634304578537620562457816.html?mod=WSJS_inicio_MiddleTop
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