APARECEN EUROS FALSOS QUE HASTA LAS AUTORIDADES ITALIANAS ADMIRAN
Con la colaboración en la investigación de Gaia Pianigiani. Con la colaboración en la investigación de Gaia Pianigiani.
GIUGLIANO IN CAMPANIA, Italia –
Mientras los caciques financieros de Europa debaten sobre la prudencia de impulsar el crecimiento permitiendo que el Banco Central Europeo imprima más dinero, algunos tipos emprendedores en este asentamiento extendido, semiurbano, en el noroeste de Nápoles, están tomando el asunto en sus propias manos y están imprimiendo resmas de euros falsificados.
Se conoce a la región de Campania en el sur de Italia por sus cielos soleados, mozzarella fresco y crimen organizado, pero tiene un tipo diferente de actividad artesanal que representa más de la mitad de los 550,000 a 800,000 euros falsos que los bancos centrales europeos sacan anualmente de circulación.
Parece ser que Italia tiene una facilidad particular para la artesanía en las artes impresas, aun si las autoridades también han encontrado operaciones con euros ilícitos en Francia, España, Europa del Este y Sudamérica.
Sus profesionales más logrados se pueden encontrar dentro y en los alrededores de Giugliano, donde edificios de departamentos en bloques de concreto están contiguos a huertos y distribuidores automotrices, y jóvenes prostitutas africanas se paran en calles descuidadas durante las horas pico.
“En Italia, existe una tradición grandiosa, antigua y augusta: aquí se hace dinero falsificado, y lo hacen bien”, señaló el general Alessandro Gentili, el jefe de la Unidad Antifalsificación de Moneda de los Carabinieri italianos en Roma. “Giugliano sigue siendo la capital. Tiene a los mejores profesionales”. Resulta ser que son bastantes.
Cuando la policía llegó a desmantelar las operaciones de falsificación en Giugliano y sus alrededores, así como en la región de Calabria, más al sur, en enero de 2009, hizo redadas en 162 establecimientos, aprehendió a 109 personas, y confiscó una montaña de materiales ilícitos.
A pesar de esa redada, la más grande en muchos años, Gentili dice que continúa la falsificación, una tradición que – al igual que la vitivinicultura, la alfarería, los textiles y otras artes finas por las cuales es famosa Italia, con toda razón – a menudo se pasa de padres a hijos. Este mes, la policía en la región sureña de Apulia, también conocida como Puglia, detuvo a dos hombres bajo cargos de falsificación y dijo que organismos del crimen organizado alrededor de la ciudad de Foggia se unieron a los de la región de Campania para producir una gran cantidad de euros falsificados.
Mientras que la Camorra, la red del crimen organizado notoriamente violenta, domina en Campania, las autoridades en esta ciudad dicen que la falsificación es, en realidad, una línea periférica para los gánsteres, quienes prefieren centrarse en negocios más lucrativos, como desechar residuos tóxicos, el narcotráfico y los talleres ilegales para la confección de prendas de vestir.
“Desde luego que el crimen organizado obtiene una tajada de esta actividad, y puede intervenir para regular su uso en el mercado porque tiene intereses económicos en la zona”, notó Raffaele Cantone, un magistrado de la Suprema Corte, que como tal, a principios de su carrera, dirigió investigaciones de amplio alcance sobre la Camorra. Gentili, quien manifiesta un respeto evidente por los astutos falsificadores a quienes pasa los días persiguiendo, dijo orgullosamente que su unidad, creada en 1992, fue la primera unidad para combatir las falsificaciones en Europa, debido al don que hay en Italia para hacer cosas falsas. Antes del euro, las prensas italianas, en especial las de la zona de Nápoles, se especializaban en producir liras, dólares y francos franceses y suizos falsos.
En la pared de su oficina, exhibe una “lira A.M.” falsa, que fue una moneda que circuló después del desembarco aliado en Italia, que se imprimió en Leonforte, Sicilia, en 1946. Para el ojo no entrenado, los euros falsificados, hechos por organizaciones activas en esta zona, son razonablemente convincentes. Sin embargo, se ven ligeramente mal: están impresos en papel sin marcas de agua, y los hologramas plateados atrapan la luz en forma diferente a la de los euros verdaderos.
Las autoridades encontraron los primeros euros falsos a los pocos días de la introducción de la moneda en enero de 2002, e hicieron las primeras grandes redadas antifalsificación seis meses después. Desde entonces, el euro se ha convertido en una moneda mundial, y la falsificación de euros ha seguido las corrientes del narcotráfico internacional y la inmigración. En los últimos años, las autoridades han encontrado euros falsos en Bulgaria, Colombia, Rusia, Turquía, Irán e Irak, países con grandes economía de dinero en efectivo, donde a menudo es más fácil gastar euros falsos porque los empleados bancarios y comerciales no están familiarizados con el billete real.
En ocasiones, inmigrantes de Africa y Latinoamérica compran euros falsos a sabiendas en Europa y tratan de usarlos de regreso en sus países para adquirir propiedades, dijo Gentili. El euro – particularmente el billete de 500, que vale unos 660 dólares – se ha convertido en la moneda preferida de los narcotraficantes en todo el mundo, y los billetes falsos se han vuelto una parte de sus operaciones. En abril, las autoridades en Bogotá, Colombia, desmantelaron una prensa para falsificar dinero y confiscaron medio millón de euros en billetes falsos.
El Banco Central Europeo, que registra las falsificaciones, dice que la mayoría de los cientos de miles de billetes falsos que retira de la circulación cada año son de 20 y 50 euros. Puede no ser mucho, comparado con un promedio de 14,000 millones de euros en billetes verdaderos que hay en circulación en cualquier momento dado, pero es una inyección suficiente para mantener alertas a las autoridades. Allister McCallum, el jefe de la Sección Contra la Falsificación del banco, dijo que los falsificadores tienden a pertenecer a una de tres categorías: aficionados con sólo una impresora de inyección de tinta; Estados deshonestos, y profesionales con habilidades, como los que operan alrededor de Giugliano. Superficialmente, Giugliano no parecería ser un semillero de falsificadores.
La calle principal está alineada de edificios insulsos, tiendas de ropa de rango medio, un moderno ayuntamiento, una iglesia y una cantidad aparentemente desproporcionada de funerarias. Sin embargo, las afueras, que se extienden hacia el oeste, a la costa, están marcadas por el crecimiento desordenado y edificios semiabandonados, que indican sucesos más oscuros.
En 2009, en un caso cerca de Giugliano, unos falsificadores, que habían recibido el pitazo de una redada inminente, trataron de deshacerse de sus existencias tirando billetes falsos de 100 euros a un arroyo cercano.
En los últimos siglos, la falsificación de monedas con imágenes de monarcas había sido un delito grave, y conllevaba castigos tan severos como la muerte. Hoy día, la Comisión Europea trabaja para ayudar a crear una sentencia “mínima máxima” por fabricar euros porque los castigos varían en los 27 países de la Unión Europea. Italia tiene sentencias relativamente altas, que van de tres a 12 años, pero aplicar la ley sigue siendo un reto.
Debido a que las ruedas de la justicia italiana dan vuelta tan lentamente y los jueces reducen con frecuencia las sentencias de los falsificadores en las apelaciones, la reincidencia también sigue siendo muy alta. Ya liberaron a algunas de las personas detenidas en las arrasadoras redadas de 2009, aunque las monitorea la policía. Las autoridades señalan un caso particularmente irritante, en el cual se detuvo a un hombre de la región de Campania en 2007, cuando la policía dice que lo encontró imprimiendo euros falsos. Tras pasar un mes en la cárcel, lo pusieron bajo arresto domiciliario pendiente del resultado del juicio, aún en curso. En 2009, lo volvieron a aprehender bajo un cargo parecido y se repitió el mismo ciclo de la detención que antes; luego, lo volvieron a aprehender este año una vez más bajo un cargo de falsificación.
“Es frecuente que tengamos que seguir a las mismas personas”, dijo Gentili, con una sonrisa de complicidad y algo de resignación. "Roban, se escapan, siguen falsificando, y nosotros los perseguimos. Es como el juego del gato y el ratón".
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